La Biblia nos enseña que el matrimonio es un pacto sagrado que no debe tomarse a la ligera. Desafortunadamente, debido a una variedad de factores, el divorcio y el nuevo matrimonio son realidades de la vida moderna. ¿Cómo debemos responder cuando el divorcio y el nuevo matrimonio entran en nuestras vidas o en las vidas de aquellos que amamos?
La Biblia es clara en que Dios odia el divorcio (Malaquías 2:16). Sin embargo, cuando se trata de volver a casarse, la Biblia enseña que es permisible en ciertas circunstancias. La Biblia no aprueba el divorcio o el nuevo matrimonio a la ligera, pero no lo prohíbe en todos los casos.
Cuando se trata de divorcio, la Biblia no permite el nuevo matrimonio de una persona divorciada con la misma pareja (Mateo 19:9). En algunos casos, sin embargo, la Biblia permite un nuevo matrimonio con una pareja diferente.
En casos de adulterio, la Biblia permite un nuevo matrimonio de la parte culpable con un cónyuge diferente. Jesús dijo que si un hombre se divorcia de su esposa por cualquier otra razón que no sea el adulterio, y si más tarde se casa con otro hombre, el matrimonio original seguía siendo válido (Marcos 10:11-12).
En casos de deserción, la Biblia permite el nuevo matrimonio. Pablo escribió en 1 Corintios 7:15 que si un compañero creyente abandona a un compañero incrédulo, el compañero creyente no está obligado a permanecer soltero y puede volver a casarse.
Estos son los únicos dos casos en los que la Biblia permite el nuevo matrimonio. En todos los demás casos, no se permite el nuevo matrimonio.
La Biblia también nos enseña que, independientemente de las circunstancias, si una persona se ha divorciado, debe permanecer célibe. Jesús dijo: “El que se divorcia de su mujer y se casa con otra comete adulterio contra ella; y si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio” (Marcos 10:11-12).
La Biblia también habla en contra del nuevo matrimonio por razones egoístas. Pablo escribió en 1 Corintios 7:8-9: “Digo a los solteros y a las viudas que es bueno para ellos si permanecen como yo. Pero si no tienen dominio propio, que se casen; porque es mejor casarse que arder con pasión.
En conclusión, la Biblia no aprueba el divorcio o el nuevo matrimonio a la ligera. En ciertos casos, sin embargo, se permite el nuevo matrimonio. Esos casos son el adulterio y la deserción. En todos los demás casos, la Biblia nos insta a permanecer célibes. Finalmente, la Biblia habla en contra del nuevo matrimonio por razones egoístas.